lunes, marzo 12, 2007

Adornabas con tu belleza muerta
la gris calzada de una calle viva
que en la oscuridad de la noche

contigo pretendía dormir.

Alguien te quitó la vida
quizás hasta sin intención,
pero no pude evitar sentir pena
sabiendo que pasó.

Camino a casa fue que te vi.
Yacías dormido para siempre,
no despertarías jamás,
pero inconscientemente creo
que hasta llegué a llamarte,
esperando que te levantaras.

No lo harías. Sería yo
quien en la vereda te pusiera
para evitarte un fin peor.
Para evitar un sufrimiento mayor
a quien por tí viniera.

Hoy me pregunto,
¿habrá llegado ese alguien?
Lo cierto es que tu cuerpo,

como tu vida, hoy no amaneció.

No hay comentarios.: