jueves, noviembre 30, 2006

La ciudad del diablo - parte II


















-Hola, a Maldonado...Pasa por el centro?
Chofer - Si...
- Ah, era cierto que me iba a esperar a la vuelta?
Pasajero - Si...quería verle la cara.
- Cómo sabía todo? Disfruta de la desgracia de los demás, no? Le gusta ver mal a la gente?
- Yo se lo advertí...las mujeres de esa ciudad son peligrosas. Mírese!...mire como ha quedado! Siéntese...
- Es que...yo creía que ella era otra persona...y lo fue dicho sea de paso. Totalmente distinta a la chica que conocí estos días atrás. Nada que ver con lo que decía en sus mensajes, o cuando chateamos, mucho menos con las palabras que me decía por teléfono...Qué le pasó?
- No le pasó nada...simplemente son así. Muchas veces dicen una cosa, para atraer justamente a su víctima. Una vez que alguien cae en la trampa, ellas se encargan de demostrarle que eran solo palabras...palabras vacías, sin sentimientos, sin emociones...
- Usted dice, que dicen por decir?
- Exacto...
- Pero no parecía ser así. Era tan tierna, tan dulce, tan...
- Estaba camuflada. Estaba agazapada como una leona...y usted pasó en el momento justo mi amigo...
Pasajeros de atrás - Hay olor a quemado...ese tipo de adelante, habla solo?
- Siento olor a quemado...y si, parece que está hablando solo...hay tanta gente con problemas, viste como es...
- Le cuento que la tuve que esperar...
- Se hacen desear, para que la agonía lo consuma aún más.
- Si...me dijo que se había encontrado con una amiga y que se había puesto a conversar. Mientras tanto yo veía tantas personas! Y me preguntaba dónde vendría ella...Hasta que un rato después, finalmente llegó. Crucé la calle, fuimos a la plaza...en realidad la seguí, porque ella eligió el camino, y el lugar donde nos sentamos sin mencionar palabra alguna.
- Lo llevó a su guarida...usted ya había caído, una vez allí no había vuelta atrás. Ya estaba indefenso y le era imposible escapar de sus garras. Ellas lo saben, lo sienten, lo huelen...
- Le cayeron varios mensajes de texto mientras estábamos conversando, los contestó a todos...yo pensaba, no sería conveniente en un caso así, dejar para contestarlos luego? Digo, no era nada urgente...además se extendía en las respuestas, y no hablaba...En un momento, se paró para llamar a la madre, que estaba en el sanatorio, lo entiendo...quería privacidad. Pero empezó a caminar y se iba y se iba...y en un momento dado, se puso a charlar con una chica que estaba en un banco franeleando con un tipo! Me dije: "No puede ser, que me haya venido hasta acá al...". Mientras, seguían pasando ejemplares femeninos...uno detrás del otro, solas o en grupitos de 3, 4 y hasta 5, y una mejor que la otra...
- También le advertí sobre la belleza de las mujeres del lugar...
- Lo peor era mantener los ojos en sus órbitas, no quería parecer un desubicado estando ella al lado mío...yo no soy de dejar ir mis ojos fácilmente, pero era un desfile nunca visto.
Estaba por primera vez, de visita en la ciudad donde nací, y habiendo ido por iniciativa propia...Había ido otras veces de paso, pero siempre por otros motivos y con mis padres, no sabe lo mal que me sentí!
- Usted lo deseaba...
- Si, lo sé...pero jamás pensé que pasaría tan mal. Además, rechazó todas las ofertas que le hice. Ni el helado que ella había propuesto, alegó estar mal del estómago fruto de los nervios del examen que había tenido, ni un café, ni nada!
- Estaba satisfecha...tenía lo que quería.
- Sabe cuál era el tema de conversáción en un momento? Un padre y su hijo, jugando a la pelota...el tipo era espantoso, le pegaba peor que el niño, que era chiquito...habíamos hablado tanto por teléfono que no teníamos mucho para contarnos y quedaban algunos baches.
Me duele el pecho...parece como si el corazón se me quisiera salir!
- Pasa...a eso le seguirán las ganas de gritar, el sentirse un idiota, el querer descargarse con algo...muchas lágrimas le pedirán salir. Cuantas menos deje escapar, mejor será. Si puede, no deje salir ninguna.
- No puedo prometerle nada. Me siento mal...quiere un bizcocho? Compré para esperar el ómnibus porque tenía un poco de hambre y Moni no quería comer nada, así que me tuve que aguantar hasta la vuelta...
- Hasta la vuelta de dónde? No me diga que la acompañó hasta la casa...
- Y sí, que otra cosa iba a hacer?
- No...se da cuenta?
- Es que no me parecía bien dejarla sola ahí, estaba oscureciendo y qué se yo...no soy así! Me hubiera sentido mal si se hubiera ido sola. Además dijo que era lejos, no lo era tanto al final...
Pasajeros de atrás - Chofer, se siente olor a quemado! Como a cenizas!
- Cenizas? Por qué yo no siento nada?
- Recuerda lo que le dije en el viaje de ida?
- Mmmm...
Chofer - A ver el gracioso que está quemando algo, que la termine!
- Piense...Qué le dije que hacían al perder interés en su presa?
- "La reducen a cenizas..." Usted dice que me estoy quemando? Hey! A dónde va?
- Hasta aquí llego hoy...Usted no se está quemando, ya es ceniza...
- Pero, dígame, qué puedo hacer?
- Abra la ventana...y déjese llevar por el viento...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mmmm, Ud y su des-virtud...adelgaza corazones llenos,descalza ilusiones, por esas casualidades no será hincha de Nacional.

Anónimo dijo...

Porque los hombres también pueden destruír corazones...
Saludos!
Luz

Alfonsina Storni

Tú, que nunca serás


Sábado fue, y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.

No es que crea, no creo, si inclinado
sobre mis manos te sentí divino,
y me embriagué. Comprendo que este vino
no es para mí, mas juega y rueda el dado.

Yo soy esa mujer que vive alerta,
tú el tremendo varón que se despierta
en un torrente que se ensancha en río,

y más se encrespa mientras corre y poda.
Ah, me resisto, más me tiene toda,
tú, que nunca serás del todo mío.





Poemas de Alfonsina Storni